En febrero de 2002 se
realizó en Ciudad Bolívar el I Encuentro Cultural de las Américas.
Durante tres
días ponentes de ocho países discutieron y reflexionaron acerca
de la Gestión del Patrimonio Cultural de los Centros Históricos y su
importancia social, política y económica.
Este encuentro promovido por
la Dirección de Cultura de la Gobernación
del Estado Bolívar, buscaba la posibilidad de pensarnos como pueblo
desde la historia, desde las calles, casas y
monumentos que pueblan la cotidianidad de Ciudad Bolívar.
El evento estuvo dirigido a
discutir la importancia social, política,
y económica de los centros históricos y
su gestión patrimonial, teniendo como invitado a representantes de Argentina, Colombia, Cuba, España, Perú,
México y Venezuela.
Venezuela presentó la
ponencia “Ciudad Bolívar paisaje cultural y Ciudad de la memoria ” en la que
trabajaron bajo la coordinación general de María Ismenia Toledo el investigador
histórico Juan Moreno, el investigador del paisaje Antonio De Lusio, La investigación de los procesos culturales
estuvo a cargo de Yolanda Salas. Todo contenido en una plaqueta con imagen y diseño de Annella Armas y Ariel Pinto.
Fotografía de David Maris y museografía y montaje de Patricia Armas
y Daniel Hernández.
El objeto de la
investigación es proponer ante la Unesco por parte del Ministerio de Educación
en representación de Venezuela, a Ciudad
Bolívar como Patrimonio Cultura de la Humanidad a partir de la declaración de 1976
que la declara Monumento Histórico Nacional dada su conservación de ciudad
antigua, su gran frente de agua el Orinoco, su topografía y tipología
arquitectónica así como haber sido escenario de eventos históricos vinculados a
la emancipación de Venezuela y demás países de la Gran Colombia.
El trabajo del mencionado
equipo que propone elevar el paisaje
angostureño a la categoría de Patrimonio de la Humanidad, comienza a manera de
introducción con “La Ciudad que construimos todos “ Quién hubiera pensado que al despuntar el siglo XXI, esta ciudad de historias infinitas emergería de nuevo de sus
huesos de piedras para situarnos en su
naturaleza mágica y en la conciencia de su nombre y abrir ante el mundo el memorial de América que
guarda en sus entrañas. Aquí está
Bolívar troquelada sobre las rocas más antiguas del planeta, con su río palpitante y con su gracia de ciudad
fugitiva, consagrándose en el ritmo
heredado de sus calles, de sus muros, de sus casas fabricadas entre las
pupilas de infinitos viajeros.
Sigue adornada por sus pájaros y sus peces que
conjugan una esencia distinta de lo humano
en este punto verdadero del Caribe, bautizado con el nombre español de Santo Tomás de la Nueva
Guayana bajo el imperio del rey Carlos
III. La gente que ha traído sus embarcaciones a esta orilla, desde
distintas rutas de navegación, ha dejado una huella imborrable, en todos los acontecimientos que la distinguen de cualquier otro
sitio de la patria.
Europa y América moldearon aquí una forma de vivir,
que se documenta parcialmente en los textos,
testimonios y material gráfico seleccionado para la muestra «Bolívar.
Paisaje Cultural y Ciudad de la Memoria», instalada
en este Centro de las Artes como una contribución al reconocimiento del pueblo de Venezuela en una sociedad multiétnica
como la nuestra.
Ahora, cuando nos situamos frente al4lesafío
de promover en un
mayor grado de apoyo al proceso de
rehabilitación de la antigua ciudad y
divulgar las distintas variantes de su riqueza cultural y natural,
para proyectarla mucho más allá de los límites de la nación, la
secuencia histórico patrimonial de este circuito expositivo surge como base de
un permanente
intercambio de conocimiento y acciones que permitirán favorecer colectivamente la propuesta de Bolívar, en la angostura del
Orinoco, Patrimonio Mundial”.