viernes, 22 de febrero de 2013

La antigua Angostura (I)




Ciudad Bolívar, llamada Angostura durante centuria y media por estar situada en la parte más angosta del Orinoco,  es la antigua Santo Tomás o Santo Tomé de la Guayana, primigenia ciudad capital fundada tras la toma oficial de la Provincia de Guayana por don Antonio de Berrío y la cual tuvo vida  errante de un lugar a otro del río, impelida por el acoso frecuente de expediciones extranjeras que competían con España por la conquista de América.
La ciudad primigenia ubicada en el sitio donde todavía se conservan las fortalezas El Padrastro y San Francisco, más abajo de las bocas del Caroní pero en territorio deltano, fue fundada el 21 de diciembre de 1595 y terminada de trasladar a la angostura del Orinoco el 22 de mayo de 1764. 
La obra fundacional de la nueva ciudad capital la diseñó el cosmógrafo José Monroy sobre una colina pizarrosa cuya altura está a 54 metros sobre el nivel del mar y que sus primeros pobladores identificaban como “Cerro el Vigía” porque desde su altura atalayaban el horizonte para descubrir cualquier navegación extraña.
De entonces son las primeras calles: La Muralla (Orinoco); Principal (Venezuela), de la Iglesia (Bolívar), la del Gobierno (Constitución), Paciencia (Igualdad), Calle Nueva (Libertad), la de El Espejo (Boyacá) y San Cristóbal (Carabobo). Las demás corresponden al período de la República.  La ciudad fundacional estuvo circunscrita a lo que llamamos hoy Casco Histórico, hasta los años de 1930 cuando comenzó a extender su urbanismo tomando a los tradicionales Morichales como zona de ensanche.
La morfología de la estructura original de la ciudad comprende tres áreas bien diferenciadas: la plana desarrollada en retícula sobre las calles Venezuela y Orinoco.  Esta última con edificaciones de galerías, arquitectura porticada a dos niveles, y evidente influencia antillana; el área residencial consolidada sobre el “Cerro El Vigía”, con edificaciones de azotea y fuerte influencia española y, finalmente, El Zanjón que es un área natural de más de 5 hectáreas, con formaciones rocosas espectaculares entremezcladas con árboles autóctonos de gran tamaño.
            La tipología colonial en lo que es el casco urbano está escasamente representada, incluso en inmuebles que datan de la Colonia, pues éstos han sufrido adaptaciones o modificaciones que junto a las edificaciones de influencia antillana y europea, especialmente la neoclásica experimentada durante el guzmancismo, han venido a conformar un estilo propio denominado por algunos urbanistas como “angostureño”.
La Batalla de San Félix y la Toma de Angostura en 1817 por los patriotas, afianzaron la tercera y última fase del proceso republicano. Angostura llegó a ser triple Capital: de Guayana, Venezuela y Colombia.  Aquí residieron los Poderes y el segundo Congreso de Venezuela o Congreso de Angostura que dictó la primera Constitución centralista y un cuerpo de leyes que legitimaron la lucha por la Independencia y dieron fisonomía propia a la nación ante el mundo.
            Aquí en este peñón angostureño se editó el Correo del Orinoco, primer periódico libre de Venezuela que circuló desde el 27 de junio de 1819 hasta el 23 de marzo de 1822, se fusiló al héroe de la Batalla de San Félix y por ella entraron, en vez de los otrora piratas como Walter Raleigh, los legionarios británicos e irlandeses a luchar al lado del Libertador por la Independencia de Venezuela y Colombia.
            Estos valores, el histórico, arquitectónico, morfológico y tipológico determinaron o fundamentaron la concepción oficial de la ciudad como Monumento Histórico Nacional que hoy luce ofendido y menosppreciado.                                                                         



El Casco Histórico Monumento Público Nacional (II)




El centro urbano de Ciudad Bolívar fue declarado en 1976, Monumento Histórico Nacional y su ubicación se la debemos en cierto modo a don José Solano que eligió este sitio hace más de dos centurias y media para que aquí se construyera la capital de la colonial Provincia de Guayana, una ciudad que es única en Venezuela.  Una ciudad, como decía el viajero germano, Frederich Gerstaker en 1868, “literalmente cincelada en las piedras”, o como escribió el historiador bolivarense Manuel Alfredo Rodríguez, “parecida a un pequeño burgo medieval”, o el explorador venezolano Michelena y Rojas “un anfiteatro” debido a su pronunciado declivio, o el escritor y novelista venezolano Rufino Blanco Fombona  “pirámide berroqueña acurrucada  sobre una roca a orillas del famoso río”. 
La escritora Higinia  Bartolomé de Alamo, poeta barquisimetana, esposa del Presidente del Estado Bolívar  en 1933, la encontró parecida a Quintanar de la Sierra (España).  En fin, una ciudad empinada, escalonada como un templo babilónico, con un gran frente de agua y una arquitectura, híbrida tal vez, pero llena de gracia y armonía dentro de una sola línea y volumen.  Una ciudad coronada de azoteas mirando hacia el río, casas espaciosas, grandes ventanales, portales, balcones, herrajes, puertas antiguas, columnas y capiteles de variados estilos.  Una ciudad hecha en el pasado con arte y amor para que fuese heredad y orgullo de las generaciones sucesivas que así lo han comprendido y han querido conservarla como memoria y vivencia.  Sin embargo, el que las generaciones sucesivas lo hayan entendido no ha sido suficiente pues la ciudad que se quiere conservar, proteger y revitalizar,  se ve maltratada, deteriorada, agredida o como bien dice la antropóloga María Eugenia Villalón: “irreconocible”.
¿Qué ha pasado entonces? El casco urbano bolivarense se conservó casi intacto en su estructura o trama urbana hasta el término de los años sesenta. A partir de entonces se inicio un deterioro progresivo de sus inmuebles sucedido de intervenciones con materiales distintos y fuera de contexto que fueron alterando su fisonomía original.  Determinaron el problema la ignorancia municipal con respecto a los valores culturales intrínsecos de la ciudad y, por lo tanto, la falta a tiempo de una ordenanza de protección; el abandono  del casco por familias tradicionales atraídas por las mejores perspectivas de vida que ofrecía la Zona del Hierro de suerte, que las casas abandonadas, arrendadas o vendidas, cayeron en manos de gentes desarraigadas como los árabes, por ejemplo y otros comerciantes foráneos.  Hubo, incluso, comerciantes que las incendiaron para mediante un juego sucio cobrar el Seguro y de paso poder construir locales comerciales nada conforme con el estilo tradicional.
            En 1986 se realizó un diagnóstico del centro urbano y de 1.208 inmuebles censados, solamente quedaba intacto el 16 por ciento de las edificaciones tradicionales.  El 51 por ciento sustituido y el 33 por ciento restante con alteraciones importantes, pero corregibles.
            El trabajo socio – económico reveló una población de casi cinco mil habitantes, los menores de 30 años predominantemente mujeres y nativos de la ciudad, mientras que los habitantes más viejos eran inmigrantes árabes.  Más mujeres que hombres como cabezas de familia y el 40 por ciento de la población económicamente activa trabajando por propia cuenta como el caso de la gran buhonería que al igual que los árabes paulatinamente han ido ocupando el casco.
            Ese diagnóstico se realizó mediante un convenio entre el Instituto Iberoamericano de Cooperación, el Gobierno Regional y la Municipalidad con cara a un proceso de protección, conservación y revitalización dado el valor histórico cultural del centro urbano de  esta ciudad que ostenta el nombre del Libertador de Venezuela y buena parte de la América.
           

Ordenanza y revitalización del Casco Histórico (III)


El diagnóstico del casco urbano se realizó con vista a un proyecto de Ordenanza de protección como parte del estudio de revitalización integral del centro histórico de Ciudad Bolívar y fue elaborado por un equipo de trabajo interdisciplinario coordinado por la arquitecta española María Luisa Cerrillos (en la foto),  resultado de los aportes establecidos en el convenio celebrado entre la Gobernación del Estado Bolívar y el Instituto de Cooperación Iberoamericana.  La ordenanza se sancionó el 11 de junio de 1987 y como parte de ella una reglamentación específica comprendida por la memoria general, fichas de inmuebles y manzanas, planos de propuestas, zonificación y usos de suelos, niveles de intervención en la estructura urbana, áreas verdes, peatonal y reordenamiento vial, morfología e imagen urbana y estudio socio económico.
A objeto de la coordinación, aplicación, cumplimiento y sanciones de la Ordenanza, se creó una Oficina Técnica Permanente y se le otorgó rango municipal, por convenio celebrado el 21 de julio de 1986 entre la Gobernación del Estado Bolívar, la Asamblea Legislativa, el Concejo Municipal, el Ministerio de Desarrollo Urbano y la CVG. El convenio establece las funciones específicas de la Oficina Técnica y determina que las mismas serán realizadas conjuntamente con el Concejo Municipal a través de la Ingeniería Municipal. 
Comenzó así el proceso de revitalización integral del Casco Histórico apoyado en la Ordenanza Municipal, pero debemos aclarar que la recuperación y restauración de inmuebles de valor histórico y arquitectónico  que indudablemente forma parte de la revitalización integral, se había iniciado en 1964 con la Casa de San Isidro, la Casa del Correo del Orinoco, la Catedral, la Casa del Congreso de Angostura, la Cárcel Vieja y el Fortín de El Zamuro. 
El proyecto de salvación y exaltación de todo el conjunto del casco urbano fue el producto de una campaña sostenida que comenzó con artículos  aislados por la prensa nacional de intelectuales y artistas que durante el Gobierno de Raúl Leoni visitaron la ciudad. Julio Febres Cordero, Juan Liscano, Germán Arciniegas, entre otros, destacaron los valores morfológicos, tipológicos e históricos del casco urbano y propusieron su conservación integral, lo mismo que los arquitectos Graciano Gasparini y  Leoncio Martínez Azuaje. Luego en diciembre de 1974, la Junta Regional del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, presidido por el cronista de la ciudad doctor José Sánchez Negrón, apoyado por  el Comité de Defensa de la Ciudad integrado por la sociólogo Rosalía Isea, arquitecto Elisa  Rodríguez Landaeta,  antropóloga María Eugenia Villalón, ingeniero María Eugenia Cortes, arquitecto Mildred Egui Boccardo, profesora  Diomedes Túnez, geóloga Maritza Odremán y periodista Américo Fernández logró que la Asamblea Legislativa dictara la Ley del Instituto para el Rescate y Conservación del Patrimonio Histórico y Desarrollo Cultural del Estado Bolívar (Ircopaahidec).  El arquitecto Leoncio Martínez Azuaje, a instancias del Ircopahidec, elaboró entonces una serie de anteproyectos de leyes para dar fuerza a la gestión del instituto, entre ellos, uno de Ordenanza y otro de una Fundación para la restauración del Centro Histórico.

Decreto Arreaza sobre el Casco Histórico (IV)




Los anteproyectos del Ircopahidec no materializaron porque el  Gobernador Roberto Arreaza Contasti decidió que la recuperación y conservación del centro urbano, por su importancia histórica, arquitectónica y social, debía ser competencia directa de los Poderes del Estado y no de una Fundación. De manera que para ser fiel a esa posición, empezó por dictar un Decreto No. 134 del 8 de abril de 1976, declarando Monumento Histórico de Ciudad Bolívar “la porción geográfica comprendida entre el Paseo Orinoco desde la calle el Pilar hasta la cale Piar bajando hasta la esquina El Sordo siguiendo la avenida Cumaná hasta empalmar con la Democracia siguiendo hasta el cruce con la avenida Gáspari y luego tomando la calle El Pilar hasta empalmar en el Paseo Orinoco”.
En la práctica qué significaba este Decreto del Gobernador Arreaza?  Buscaba en primer lugar llamar la atención de la Junta Nacional del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación y, segundo, obligar a la Municipalidad a dictar una Ordenanza de protección y conservación del centro urbano.  Así ocurrió, pues a la larga se fueron viendo los frutos.  Fue sin dudas un paso inteligente, muy importante, toda vez  que el mismo año, primero de julio de 1976, la Junta Nacional del Patrimonio Histórico, entonces presidida por el doctor Manuel Rafael Rivero, resolvió aunque de forma muy parcial, declarar Monumento Histórico Nacional solamente lo que se conoce como “Cuadrilátero Histórico”, es decir el conjunto urbano comprendido entre las calles Bolívar, Igualdad, Constitución y Amor Patrio.
Evidentemente, la Junta Nacional sólo reconocía como Monumento Histórico, la  Plaza Bolívar y las manzanas de su entorno, pero el Gobernador Arreaza, no conforme con la Resolución, insistió y propició a través de la Asamblea Legislativa lo que conocimos como un “Coloquio caribeño”, decisivo para ampliar el perímetro.  El Coloquio,  con representantes de países caribeños sobre el rescate del Casco Histórico,  se instaló el 28 de abril de 1978 y en el mismo se examinaron experiencias de restauración en países del Caribe como Santo Domingo, Puerto Rico y Sur de los Estado Unidos. Se determinó que en el Casco se inició la vida en comunidad y se dio origen a lo que es hoy Ciudad Bolívar. El coloquio concluyó con seis acuerdos: 1. Trabajar en el rescate de los valores culturales del casco con miras al Bicentenario del  natalicio Libertador en 1983. 2. Participación de la ciudadanía. 3. Recomendaciones con respecto al mejoramiento físico y ambiental, directrices visuales, alineamientos, volumetría, iluminación, señalización, arborización, textura, tráfico, relaciones entre la vieja y nueva ciudad, bienes culturales. 4. Determinada la similitud arquitectónica del casco de la ciudad con la del Caribe se recomendó investigar la influencia de qué países europeos. 5. Plan de rescate. 6. Recomendar la erección de una estatua en la Plaza Bolívar en representación de Panamá.
            La Gobernación, la Municipalidad, la Legislatura, Mindur y la CVG, se comprometieron a cumplir con estas recomendaciones y suscribieron un convenio que todavía está vigente pero que no se cumple.  Debemos decir que después del coloquio caribeño, el Decreto del Gobernador Arreaza y el diagnóstico del casco histórico, vino una acción audaz y coordinada con casi todos los entes del Estado más la cooperación del Instituto de Cooperación Americana de España, que últimamente se ha enervado, que se ha debilitado ostensiblemente y que nadie da cuenta de nada, ni la Municipalidad, ni el Alcaldía, ni la Oficina Técnica ni muchos menos la  Gobernación del Estado.

España invierte en el Casco Histórico (V)



                                          
La participación de la Junta Nacional en el coloquio caribeño, fue importante porque dos meses después, específicamente, el 6 de junio de 1976, dictó una nueva Resolución  ampliando el perímetro anterior al siguiente polígono: Esquina Boccardo hasta Santa Ana.  De aquí hasta la calle Carabobo, continuando hasta la Plaza Miranda, cruzando seguidamente con la calle Lezama hasta encontrar la Constitución, luego la calle Progreso toda hasta la calle Cumaná, parte la Manzana hasta la calle Bolívar yendo a empalmar con la Libertad, punto de origen. Posteriormente cuando España  ofrece sus aportes para recuperar el casco urbano se adopta totalmente el decreto del gobernador Arreaza.
Con vista al quinto centenario del descubrimiento de América, el Instituto de Cooperación Iberoamericana, manifiesta su interés por recuperar y revitalizar los centros históricos iberoamericanos y materializa proyectos como los de Tacotalplán en Veracruz, México. Joao Pessoa en Paraiba, Brasil; Ponce, en Puerto Rico; San Juan, en Puerto Rico, Quito, en Ecuador, Asunción, en Paraguay, Barrio Reus, en Montevideo; Lima, en Perú; Barrio del Templo Mayor, en México y  tras un recorrido por toda Venezuela y tomando en cuenta lo resuelto en el Coloquio caribeño,  la comisión hispana manifiesta su interés por el casco urbano de  Ciudad Bolívar y se afinan todos los factores para la firma de un convenio en febrero de 1986, entre el Gobierno Regional y el Instituto de Cooperación Iberoamericano
El convenio contemplaba fundamentalmente un diagnóstico, estudio integral y un cuerpo de ordenanzas del Centro Histórico que inmediatamente inició un  equipo de trabajo coordinado por los arquitectos María Luisa Cerrillos y Elisa Rodríguez Landaeta,  el cual fue concluido al cabo de seis meses, en julio de 1986 y entregado formalmente al Gobernador del Estado en un acto especial en el que estuvo presente el doctor Luís Yánez, presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericano. 
El Concejo Municipal, como administrador natural de la ciudad, jugó un papel muy importante, abierto lógicamente a todo cuanto se proponía para el proyecto de rescatar el centro histórico.  El proyecto de Ordenanzas lo acogió plenamente, sin modificaciones y el 11 de junio del 87, luego de las discusiones reglamentarias, el Concejo Municipal de Heres aprobó el Proyecto de Ley de Ordenanza de Protección del Centro Histórico de Ciudad Bolívar constante de 14 Capítulos y 172 artículos referentes al uso de suelos, viviendas, industrias, comercio, oficinas, uso social, áreas verdes, niveles de intervención, demolición, restauración, vialidad, avisos comerciales y en fin todo cuanto vale para lograr la revitalización integral a la vez que conservación y protección del casco urbano de la ciudad.
Se creó una Oficina Técnica coordinada por la arquitecta Elisa Rodríguez Landaeta (en la foto), dotada y capacitada para encauzar las intervenciones. Esta Oficina vino a ser la pieza clave de la puesta en marcha del estudio de revitalización sobre el área de 67,12 hectáreas decretada por el Ejecutivo Regional.  Entonces el casco tenía 1.208 edificaciones habitadas por 4.864 personas  que abarcaba una superficie edificada: 2,48 hectáreas.  La densidad de población era de 114,5 Hab. / Ha y  1.279 predios.
Esta Oficina venía cumpliendo cabal y plenamente su papel hasta hace poco cuando prácticamente fue debilitada y desmantelada no obstante la existencia de un convenio suscrito con la Gobernación, Legislatura, CVG y Mindur, que el Alcalde anterior no se atrevió a denunciar y que se espera el actual Alcalde lo haga.