Recuperación de la antigua sede de lo
Tribunales para convertirla en un Comedor Social, fue decidido por el Gobierno
Regional conjuntamente con la Oficina Técnica del Casco
Histórico.
En
efecto, el antiguo inmueble que vemos en la fotografía fue completamente
restaurado y adaptado a los requerimientos de lo que se pretendía, pero pasó el
tiempo y nada se concretó al respecto.
A
este inmueble ubicado en la calle Dalla Costa el Gobierno Regional le asignó
otro destino, el de sede de la Escuela
Francisco Antonio Zea que desde su fundación a comienzos del
Siglo XX venía funcionando entre las calles Boyacá y Amor Patrio y lo que se
pensaba fuese su sede definitiva fue expresamente construida por el Gobierno de
Andrés Velásquez, el gobernador Antonio Rojas Suárez la asignó al Instituto
Tecnológico Universitario.
La sede de los Tribunales en la calle Dalla Costa, fue
adquirida por decreto del Gobernador Luis Godoy, el 10 de enero de 1913. Luego a inicios de los años sesenta, debido
al estado de deterioro en que se hallaba y mientras se reparaba, fueron
reubicados los Tribunales en la
Casa del Congreso de Angostura. De aquí pasaron de nuevo a la calle
Dalla-Costa. Posteriormente al edificio
del Banco Guayana en las calle Igualdad y finalmente a su moderno edificio
construido por la CVG
en antiguos terrenos de La Cervecería.
Al calor de esa vieja Casa de Justicia
creció el Café España, de don Pedro Gascón Mir, frecuentado por abogados
para recrear sus incidencias judiciales en el ludrismo de una mesa de dominó.
Un triángulo escaleno formaban los Tribunales, en la calle Dalla-Costa; el Café
España, entre las calles Dalla-Costa y Venezuela; y la Cárcel,
entre la calle Igualdad y el Paseo
Orinoco. Para el reo llegar a los Tribunales
bastaban unas pocas zancadas, sin peligro de fugarse a nado por el
Orinoco. Como que era más factible
entonces fugarse de las Colonias Penales de El Dorado.
Entonces,
entre los años que van de los cuarenta a los sesenta, el gremio de abogados
carecía de sede propia, ni soñaba con una como la que se gasta ahora y
encontraba en aquella casa con techumbre de tejas y puertas de bastidores,
cercana a los tribunales de justicia, el lugar más apropiado para la
interrelación profesional.
El Café España, porque
Gascón Mir era peninsular, empezó como una simple cafetería en donde el hombre
madrugador podía, además de infusionarse, degustar un buen sándwich de jamón y
queso importado. Luego, por exigencia de la misma clientela, se fue
transformando en una botillería.
Dicen que había jueces que
interrumpían su trabajo para llegar hasta allí a tomarse un cafecito traducido
en “dos
guamazos”. Luego volvían reconfortados a decidir juicios, justos o
ingratos según el derecho de cada quien. Pero, también, los había que ni
pasaban cerca, magistrados severos como José Gabriel Machado y Francisco
D’Enjoy.
El hombre clave del negocio no era
precisamente su dueño sino un joven de El Manteco llamado Don Hilario Díaz,
quien regentó el Café hasta el día en que los urbanizadores resolvieron ir
cambiando la ciudad vieja por otra supuestamente mejor adaptada al hombre de
hoy. De suerte que en la calle Dalla Costa ni Los Tribunales ni el Café España,
especie de segunda instancia, existen ya.
Los Tribunales tienen un moderno edificio propio en las afueras de la
ciudad y el antiguo inmueble que se pensaba convertir en Comedor Social, tiene
otro destino.
El gran perdedor debido a la falta
de continuidad administrativa, fue la ciudad que desde que desapareció el
Comedor Popular Manuel Piar en los predios del Mirador, no ha podido reponerlo.
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