Después del Mirador, la Oficina Técnica
del Casco Histórico de Ciudad Bolívar, le dio paso a la ejecución del El
Proyecto de El Zanjón, zona natural de cinco hectáreas delicadísima y
extremadamente bella. Lo único que
necesitaba entonces para su
revalorización era que se la pudiera percibir, cosa entonces imposible por las invasiones de la cual era
objeto.
El
proyecto acogido por la
Gobernación para ser puesto en práctica, perseguía fundamentalmente
limpiar la zona totalmente y dejar al descubierto las rocas y las especies
vegetales auténticas y autóctonas.
Se contemplaba en el proyecto
una plantación de nuevas especies vegetales, de senderos, de caminos, de
escalinatas, pero todo ello siempre con la idea de no introducir ningún
elemento fijo reversible por el mismo hecho de ser un Parque natural. El equipo
lo denominó certeramente “Parque de Aventuras”, porque es eso, un parque para
descubrir, un parque de esculturas naturales que son esas piedras multiformes
de texturas muy particulares que afloran y se sumergen por envesados senderos y
que a cada persona que pase por allí le debe inspirar una cosa distinta. El
proyecto fue concebido de suerte que cada quien que pase por allí redescubra el
Zanjón en la medida que lo recorra, de arriba abajo, de abajo a lo alto, de un
lado a otro o de una roca a otra. Tiene infinitas posibilidades de
redescubrirse ese Parque.
Algo muy importante que se
planteaba la arquitecta María Luisa Cerrillo era el tema de la iluminación, uno
de los aspectos del proyecto que tenía que resolver la Oficina Técnica
porque se trataba de la iluminación de una inmensa y hermosa escultura, y, en
función de cómo se hiciera, realmente el resultado podía ser espectacular.
Para 1987 el problema que tenía El Zanjón era el
de 54 invasiones que nada tenía que ver con los inmuebles de la calle principal
ni con los inmuebles consolidados, sino con las rancherías que invadían las
zonas de las rocas, levantadas sobre las rocas en forma inverosímil, pues eso
requeriría un proceso de expropiación que en muchos casos se llevó con éxito.
El Gobierno Regional comenzó
irremediablemente la erradicación de los invasores, teniendo especial cuidado
con la gente que tradicionalmente ha vivido en el Zanjón. La gente con arraigo
en el Zanjón fueron reubicados en el casco histórico, lo más próximo a esa
zona. También se ejecutó un proyecto de vivienda social colectiva en un solar
frente a la Escalinata propiedad de la Gobernación. La
idea era que otra serie de casas declaradas de uso social específico, también fuesen
utilizadas para proyectos de promoción de viviendas sociales. Lo importante era
que gente que llevaba tradicionalmente en la zona una serie de años y que
presentaba unos derechos adquiridos a nivel
personal con su medio, con su zona, no se le erradicara de allí ni se le
mandara a vivir a cientos de kilómetros.
Se analizaron 53 viviendas y se
calificaron de uso social específico.
Estas fueron adquiridas por Mindur.
El Proyecto de El Zanjón, al
final, fue ejecutado a medias, es decir, quedó inconcluso por que el Instituto
de Cooperación Iberoamericano no estuvo de acuerdo con algunas políticas del
Gobierno sugeridas por un grupo de arquitectos modernistas venido de Caracas,
interesado en ensayar la arquitectura de alto contraste en el casco histórico
como ocurrió con el Teatro adosado al antiguo Cuartel “El Capitolio” en la Plaza Miranda.
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