Dentro de los proyectos concebidos por la Oficina Técnica en función de
la revitalización integral del Casco Histórico de Ciudad Bolívar destacaba la
necesidad de restaurar la
Escalinata de la Calle
Carabobo que había sido desfigurada durante la gestión del
gobernador ingeniero Luis Raúl Vásquez
Zamora. (1967-1968).
Esta
escalinata que a comienzos del siglo
veinte había sido construida con cemento importado de Hamburgo, presentaba
varias grietas y el gobernador, ignorando el valor de esta reliquia, se la
confió a un simple contratista quien le propuso rehacerla, pero éste tampoco
sabía lo que hacía y el resultado fue tan pésimo que la Oficina Técnica no tuvo más
remedio que disponer su restauración conforme al estilo original y así ocurrió
para beneplácito de los citadinos que la conservan como uno de sus valiosos
atractivos.
Esa
Escalinata de 50 escalones vino a salvar un vacío rocoso que impedía la
continuidad de la Carabobo,
antiguamente llamada Calle San
Cristóbal. La iniciativa fue del Presidente del Estado,
General Francisco Linares Alcántara, pero éste, llamado por Juan Vicente Gómez
para que asumiese el Ministerio de Relaciones Interiores, no pudo firmar la Resolución sino el
primer vicepresidente, doctor Antonio María Delgado y el Secretario de Gobierno
J. Cambell Acosta.
El 3 de Febrero de 1909 se publicó la Resolución por medio de la cual se designó a
Antonio Valera Villalobos “para ejecutar los trabajos de reparación de
la calles Carabobo en la cuadra comprendida
entre las calles Amor Patrio y Bolívar y construcción de una escalinata de
concreto que dé acceso a la expresada calle, por la calle Bolívar”.
Sin
embargo, la ejecución de los trabajos de la Escalinata no fue fácil
ni posible por lo accidentado del terreno y la indisponibilidad presupuestaria,
sino en 1926. El 5 de Mayo se iniciaron los trabajos por decreto del entonces
Presidente del Estado Silverio González y la dirección de los trabajos fue
encomendada esta vez, al ingeniero Antonio Simonpietri, quien también construyó
la sección del Malecón que iba desde el Mercado (Mirador) hasta el antiguo
Puerto de Blohm.
El
sitio se llamó la Laja
de los Vallés hasta 1881 debido a que la casa de azotea que estaba al pie de
ella había sido durante largos años propiedad de la familia Vallés. En 1881 fue
vendida a Eusebia Sifontes y el nombre
primitivo se sustituyó por el de Laja del Campanario debido a que en la zona
estaba una campana del Colegio Federal traída de Guayana La Vieja y la cual se rompió a
comienzos de siglo. Esta campana del
siglo dieciocho fue depositada en la
Casa de San Isidro y de allí virtualmente desapareció en
tiempo del Director de Cultura Benito Irady.
La
inauguración de la
Escalinata del Campanario, por el propio Presidente del
Estado, Silverio González, tuvo lugar el 19 de Diciembre de ese año 1926. En la
ocasión el escritor Pedro Calderón en un artículo dedicado a don Jorge Suegart
encontró esta obra con balaustrada de concreto armado, semejante a las que se
construían en la antigua Roma y Grecia.
La Escalinata totalmente
restaurada ahora conserva su balaustrada y ahora se ilumina con faroles y tiene
en la parte superior una zona de descanso que al mismo tiempo sirve de mirador
dominante del paisaje orinoqueño.
Los
vecinos recuerdan que en tiempos de la dictadura perezjimenista un vehículo
jeep se desbocó por allí sin más consecuencias que un gran susto del vecindario
y en 1995 la escalinata fue intervenida por el llamado Arte Efímero con motivo
de la V Bienal de
Guayana patrocinada por el Museo de Arte Moderno Jesús Soto, bajo la curaduría
de Ruth Auerbach.
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