La Oficina Técnica del Casco Histórico elaboró 14 proyectos iniciales en función de la
revitalización del Centro Histórico.
Tales fueron, la reestructuración
de la Casa
de Tejas (en la foto) y conversión de El Zanjón en un Parque, el Parque El
Mirador, restauración de la
Calle Venezuela, recuperación de las Galerías del Paseo,
reestructuración de la
Calle Bolívar, restauración de La Escalinata,
reestructuración de la
Plaza Miranda, recuperación de la Plaza Farreras, de la Plaza del Cine Río, la Plaza Arismendi en
Santa Ana, de la Casa
de los Tribunales en la calle Dalla Costa, recuperación de los techos de las
manzanas, hacer peatonal el Cuadrilátero Histórico o calles de la Plaza Bolívar y
recuperación de El Capitolio para adecuarlo a un centro de cultura.
El
proceso de revitalización integral del centro histórico de Ciudad Bolívar
comenzó e iba muy bien apegado a la Ordenanza de Protección y con el asesoramiento
del Instituto Iberoamericano de España, pero años después comenzaron a surgir
problemas generados por nuevos criterios gubernamentales.
Los
problemas surgieron uno tras de otro hasta deformar por completo la política de
revitalización inicialmente trazada: falta de fidelidad en la continuidad
administrativa, complacencia con las malas intervenciones y Gobernadores
cayeron en la trampa de quienes buscan figurar o hacer negocios cuando se
presentan ocasiones de importancia y trascendencia como el proyecto de revitalización
del Casco Histórico de Ciudad Bolívar.
Primero
fue el llamado “Grupo Ávila” con el proyecto de transformar la antigua y
empinada Calle Bolívar en un
Boulevard de frágil laja verde,
con escalinatas, jardineras y postes que resultó todo un adefesio de permanente
tortura y calamidad en tiempo de lluvia, luego la intervención de la Plaza Bolívar con
bancos de concreto, armado estilo romano, eliminación de sus antiguas
fuentes, jardines y sustitución de su piso de granito pulido por
un sucio y poroso bomanite liso.
Con
el advenimiento en 1990 del Gobierno de Andrés Velásquez y su compromiso
ideológico con arquitectos caraqueños de la corriente modernista que le
propusieron introducir un nuevo lenguaje arquitectónico en el proceso de
revitalización, vale decir, la arquitectura de contraste, lo antiguo con lo
moderno, el problema se agravó hasta el punto de provocar la suspensión de los
aportes y salida definitiva de España del proyecto. Al comienzo hubo rotunda
resistencia por parte de la encargada de la Oficina Técnica,
arquitecta Elisa Rodríguez Landaeta, quien también era funcionaria del
Ministerio de Desarrollo Urbano (Mindur),
pero luego de su repentino fallecimiento y llenada la vacante con la
arquitecta Rosángela Yujure, del citado grupo caraqueño integrado además, entre
otros, por Oscar Tenreiro, Francisco
Sexto (Farruco) y el Director de Cultura Benito Yrady, quedó el camino
totalmente despejado para la tendencia modernista no obstante la oposición de
los arquitectos restauradores especializados de la Universidad Central.
En
la Oficina Técnica existen proyectos para aprovechar
los terrenos vacuos por demolición o desplome de inmuebles, levantando
edificaciones de arquitectura diametralmente opuesta a la tradicional, no
solamente en estilo sino alterando la volumetría y escapándose de escala y
contexto ambiental. Ejemplo, el Teatro
adosado al antiguo cuartel El Capitolio
que se halla en ejecución en la plaza Miranda.
Mucho antes, en los años cincuenta del siglo pasado ya se había cometido
el pecado con el edificio Venezuela de cuatro pisos, mandado a construir por un
prestamista hispano de nombre Florindo González.
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